Palmicultores solicitan
medidas de emergencia por parte del Gobierno Nacional
Sequía
en los cultivos de palma de aceite en el Cesar tiene al borde de la quiebra a
pequeños productores
Los
productores consultados hablan de 35.000 familias que derivan su sustento de la
palmicultura en el Cesar y que hoy están afectadas en su empleo y en su
producción, cuya reducción estiman entre 40 y 50%, de un estimado de 86.000
hectáreas sembradas en esta región del país.
Curumaní,
Cesar, abril de 2016
Ríos completamente secos y
reservorios que ya no existen, producto de una sequía prolongada, desde hace
tres años, acentuada aún más por el fenómeno de El Niño, es la cara de la crisis
que muestra hoy el agro en el Departamento del Cesar y particularmente la
palmicultura, expresó Jens Mesa Dishington, Presidente Ejecutivo de Fedepalma.
Las palmas han sucumbido al
verano intenso y los daños ocasionados son severos, registrándose
disminución de la producción entre 40 y 50 % y en algunos casos, incluso, pérdidas
de las mismas en los municipios de
Curumaní, Chiriguaná y Becerril, entre otros, al punto que son muchos los
pequeños palmicultores que hoy sienten que lo han perdido todo.
Ante esta situación, el
dirigente gremial planteó la necesidad de que el Gobierno Nacional adopte
medidas de emergencia que permitan a los productores compensar la pérdida de
ingreso que están afrontando por la aguda sequía que viene afectando los cultivos
de palma de aceite en el Cesar y otros departamentos de la Costa Atlántica.
“El Gobierno debe adoptar
medidas de choque similares a las que empleó cuando la ola invernal afectó
la
agricultura del país, hace algunos años”.
Durante un recorrido por la
zona afectada, Jorge Luis Flórez Guerra, palmicultor del municipio de Becerril,
con una mueca de incertidumbre en su rostro, habla de su situación desesperada.
Nos cuenta que tenía sembradas 14 hectáreas de palma de aceite, que le dejaban
un resultado de $5.000.000 mensuales para sostener su cultivo, pagar jornales,
vivir con su familia, servicios, alimentación y colegios y hasta la Universidad
de una hija. Hoy está al borde de la
quiebra.
“En el año 2012, llegué a
sacar 40 toneladas mensuales, teníamos un cultivo próspero, porque es una palma
agradecida que aguanta más que todos los cultivos. Pero, hoy por hoy, no estoy
sacando ni una tonelada, lo máximo 600 o 500 kilos que no alcanzan para nada,
me pagan por eso si acaso $150.000 y debo $1.000.000 mensual de solo
crédito.
Con unos compañeros que
están en la misma crisis, nos hemos reunido y estamos pensando salir a la calle
a pedirle ayuda al Gobierno, necesitamos pozos profundos y plazo para pagar. Hoy
no hemos almorzado y ya no nos fían ni en la tienda. Estamos pasando
necesidades desde que los ríos se secaron y a eso súmele, estas temperaturas de
hasta 42 grados”, dice mirando al cielo.
Así mismo, Joaquín Tomás
Ovalle Pumarejo, Presidente del Comité de Arroceros del Cesar y La Guajira,
palmicultor y ganadero del departamento del Cesar, expresó que esta es la peor
crisis que ha tenido el departamento en toda la existencia del cultivo, en esta
zona, “porque tenemos un déficit de lluvias que lleva tres años y
desafortunadamente el Gobierno Nacional no ha escuchado nuestro clamor en torno
a esta problemática”.
Dijo que se ha afectado el
empleo de 35.000 familias que derivan su sustento de la palmicultura y que en
el Departamento del Cesar se estima que hay más de 86.000 hectáreas sembradas
con palma de aceite, de las cuales están en crisis por lo menos 32.000,
reflejando una baja significativa en su producción.
“Necesitamos que el
Gobierno adopte medidas de emergencia, un plan de choque en materia crediticia,
porque la cartera de los créditos con el Banco Agrario, por ejemplo, está en el
orden de los $25.000 millones. Es urgente dar un tratamiento especial a los
productores, concediéndoles plazo para que puedan atender sus obligaciones, entregando créditos frescos con los cuales se
puedan construir pozos profundos y así tratar de salvar esa palma que está
agonizando por la aguda sequía”.
Argumentó que pedir un
crédito no es un proceso fácil en Colombia y por otro lado los plazos de los mismos
no tienen muchas veces relación con el tipo de cultivo, ya que en el caso de la
palma, es de tardío rendimiento y tiene una etapa improductiva de 4 años.
Sembrar una hectárea de
palma en el Cesar está en el orden de los $11.000.000 millones sin incluir el
riego, y ya con el sistema hídrico adecuado hay que sumar $6.000.000, para un
total de 17.000.000 por hectárea, explicó Ovalle Pumarejo.
“No le estamos pidiendo al
Gobierno que nos regale nada pero sí años de gracia en los créditos para poder
pagar cuando haya producción, porque si la situación no cambia los pequeños
productores desaparecerán”.
A su turno, José Gregorio
Díaz Calderón, Representante legal de Palmeras de Alamosa SAS, manifestó que
hay que tener en cuenta que en la palma todos los procesos son a largo plazo,
no hay nada que dé resultado de inmediato porque así no es el cultivo. “Todo lo
ves reflejado mínimo en dos años y llevamos tres años de verano intenso,
período en el cual todos los pronósticos han fallado porque las condiciones
climatológicas no muestran ningún equilibrio”.
De igual modo, Armando
López, director de la Plantación Palmas Montecarmelo y Juan Carlos Castillo,
Director Agronómico de Oleoflores, manifestaron que los daños que ha ocasionado
la sequía prolongada en el Cesar, con ríos completamente secos en esta zona
como el Casacará, Maracas, Tucuy, La Mula o Pacho Prieto y Anime, representan
entre 40 y 50 % de menor producción, al tiempo que consideraron que las pérdidas
en los cultivos de los pequeños productores serán prácticamente totales y que
en la mayoría de los casos habrá que renovar.
Finalmente, Carlos Alexander
Daza, director agronómico de Palmagro, señaló que el déficit hídrico que afronta
todo el centro del Cesar, desde hace tres años, afecta a Valledupar y los
municipios de Curumaní, Pailitas, Tamalameque, Bosconia, Becerril y Codazzi.
Palmagro agrupa 8.600
hectáreas sembradas en palma de aceite y de este número, más de 4.000
corresponden a pequeños palmicultores, y la mayor parte de éstos, enfrenta una
verdadera crisis.
Ratificó que el empleo que
genera Palmagro se ha disminuido entre 50 y 60% y por ello consideró que el
papel del Estado es clave, en este momento, para la entrega de créditos blandos,
con plazos largos, dirigidos a la adecuación de distritos de riego y manejo
adecuado de las cuencas, lo cual permitiría contar con una mejor oferta
hídrica. Insistió en que el Ideam señala que para los meses de junio y agosto del
presente año viene un nuevo verano, ante lo cual subrayó que actualmente las
palmas están perdidas en 90%, y para recuperarlas se necesitarían de 24 a 29
meses con buena agua y si no cambian las condiciones hídricas en los próximos
15 días, habrían pérdidas mayores en el cultivo.
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