La gran
mentira del mensaje
“Sin aceite de Palma”
en los
productos alimenticios
Nota tomada de
medio comunicación de España:
https://gastronomiaycia.republica.com
La organización pro
consumidores ForFreeChoice ha elaborado un estudio con el que se pretende
desenmascarar la gran mentira del mensaje “sin aceite de palma” en los
productos alimenticios. Según esta organización, los productos sin aceite de
palma pueden tener más grasas saturadas que sus homónimos y utilizar
ingredientes que son menos sostenibles.
Según los resultados de una
investigación realizada por ForFreeChoice, el mensaje “sin aceite de palma” en
los productos alimenticios es una gran mentira de la que se están beneficiando
algunas empresas alimentarias. La razón es que, en el estudio, se concluye que
los productos sin aceite de palma tienen más grasas saturadas y son menos
sostenibles que sus homólogos con este ingrediente.
Antes de nada, hay que
explicar que ForFreeChoice es una plataforma que defiende los intereses de los
consumidores, apoya la libertad de elección individual y los comportamientos
responsables, utilizando el conocimiento y la información científica como
herramientas para crear conciencia. Sus responsables se definen como activistas
de la libertad individual y antagonistas de quienes desean imponer
corporativismo, ideología y conformismo.
Según esta organización, este
tipo de mensajes o reclamaciones se utilizan para persuadir a los consumidores
de que la ausencia de un determinado ingrediente, en este caso el aceite de
palma, mejora el producto de alguna manera. La finalidad es comunicar que el
ingrediente excluido debe evitarse porque resulta perjudicial, mientras que los
sustitutos que se han empleado son mejores. Sin embargo, el análisis realizado
por ForFreeChoice con 96 productos comercializados en Italia como “libres de
aceite de palma”, dice lo contrario.
Los productos se dividieron en
10 categorías alimentarias y posteriormente se analizó el contenido total de
grasas y grasas saturadas por cada 100 gramos de producto, lo mismo se hizo con
su homónimo con aceite de palma. En la mayoría de casos se constató que los
productos con aceite de palma tenían un nivel más bajo de grasas saturadas que
los que homónimos libres de esta grasa vegetal. Concretamente, se constató que
el contenido medio de grasa saturada en los productos “libres de” se estableció
en 10’8 gramos, mientras que la versión con aceite de palma contenía 9’13
gramos por cada 100 gramos de producto.
Lo cierto es que no hay mucha
diferencia, salvo alguna excepción, como unas patatas chips con sabor a queso
que contenían 2’9 gramos de grasas saturadas en su versión sin, frente a los 14
gramos que contenía la versión con aceite de palma. Insistimos, se trata de una
excepción, ya que incluso los responsables del estudio comentan que en muchos
casos esto no ocurre, de todos modos, sería interesante realizar un estudio más
amplio y con más productos, ya que personalmente, hemos visto versiones sin
aceite de palma de cremas de cacao y avellanas que tienen la mitad de grasas
saturadas que la versión con aceite de palma, por lo que modo dudamos de los resultados
mencionados.
ForFreeChoice comenta que el
aceite de palma está presente en muchos productos alimenticios, y también no
alimenticios, en los estantes de los supermercados, se trata de un ingrediente
innloro, de alto rendimiento, económico y atractivo para la industria
alimentaria por sus propiedades, como ya hemos comentado en otras ocasiones, es
el aceite vegetal más consumido del mundo.
Lamentablemente, si se obtiene de una forma no sostenible, se convierte
en un ingrediente asociado a la deforestación, a la pérdida de biodiversidad,
etc. Esto ha provocado que algunos fabricantes y minoristas decidan eliminar
este ingrediente de sus cadenas de suministro.
La asociación de consumidores
argumenta que, en vez de comprometerse con el uso de aceite de palma
sostenible, se ha boicoteado al ingrediente en favor de otras alternativas
vegetales, tanto por las razones descritas, como por la posibilidad de que el
aceite sea potencialmente tóxico por haberlo obtenido a temperaturas más altas
que otros aceites vegetales. Merece la pena recordar que el panel de
contaminantes de la cadena alimentaria (CONTAM) de la EFSA (Agencia de
Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) realizó una evaluación del riesgo de
la ingesta de contaminantes químicos que se producen durante el procesado de
los alimentos, concretamente el 3-monocloropropanediol, el
2-monocloropropanediol (2-MCPD) y los ésteres glicidil de ácidos grasos,
sustancias que se forman durante el refinado de los aceites vegetales a una
temperatura de 200º C.
CONTAM comentaba que estos
contaminantes estaban presentes, sobre todo, en el aceite y las grasas de
palma, aunque hay que decir que la mayoría de aceites y grasas vegetales
contienen cantidades considerables de las sustancias mencionadas. Hay que decir
que la ingesta de estas sustancias está por encima del máximo diario tolerable
dictaminado por la EFSA, lo que supone un riesgo para la salud y especialmente
para la de los menores.
Si el aceite se obtiene de
manera sostenible y a temperaturas por debajo de los 200º C., no es un
problema, pero los fabricantes prefieren eliminar el ingrediente de la
formulación de sus productos, por lo que inevitablemente se utiliza otro
ingrediente y se introduce la etiqueta “libre de aceite de palma”. La
investigación de ForFreeChoice ha encontrado que el 63% de los productos que
contienen aceite de palma, tenían niveles medios de grasas saturadas más
reducidos que sus homónimos sin esta grasa vegetal.
ForFreeChoice también analizó
la sostenibilidad de los ingredientes sustitutos del aceite de palma,
determinado que algunos de ellos tienen un mayor impacto en el medioambiente y
en la biodiversidad. Cita el rendimiento del aceite de colza establecido en 0’8
toneladas por hectárea, el aceite de semillas de girasol con un rendimiento de
0’7 toneladas por hectárea, y el aceite de soja con un rendimiento de 0’5
toneladas por hectárea, rendimientos muy inferiores al del aceite de palma, que
alcanza las 3’8 toneladas por hectárea, lo que demostraría qué plantaciones
necesitan más tierra para producir el equivalente al aceite de palma, y se
traduce en un mayor impacto en el medioambiente y la diversidad.
Un análisis realizado en 2018
por la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza)
determinó que la producción de aceite de palma abarca el 6% de las tierras de
cultivo destinadas a la producción de aceites vegetales, siendo capaz de
satisfacer el 38’7% de la demanda mundial. En cambio, productos como la soja
ocupaban el 40% de la tierra para la producción de aceites vegetales, pero sólo
es capaz de abastecer el 22% de la demanda mundial de aceite vegetal. Por
cierto, merece la pena recordar que la soja tiene un enorme impacto
medioambiental, su producción se asocia a la deforestación, siendo una
situación similar a la del aceite de palma.
La organización analizó dos
evaluaciones comparativas del ciclo de vida de diferentes aceites vegetales a
fin de determinar sus efectos en el medio ambiente en cada etapa de sus ciclos
de vida. El análisis concluyó que cuando se trata del impacto ambiental
general, el aceite de palma es mejor en comparación con las otras alternativas
vegetales, obteniendo buenos resultados en cuanto a energía utilizada,
emisiones de gases de efecto invernadero, explotación de la tierra, etc. Eso
siempre y cuando el aceite proceda de una plantación sostenible y se haya
obtenido mediante procesos que no superen los 200 grados centígrados de
temperatura. Un problema añadido que no cita ForFreeChoice es que no se confía
en la certificación aceite de palma sostenible, a esto hay que añadir que se
encuentra aceite de palma enmascarado u oculto en el etiquetado de los
productos alimenticios, sea mediante el uso de nombres alternativos (existen
591 diferentes), con estrategias de marketing incoherentes, etc.
La organización explica en su
estudio que hay que tener claro que el hecho de sustituir el aceite de palma
por otras alternativas vegetales no supone una reducción del contenido de grasa
total y grasa saturada, tampoco se aprecian mejoras notables en términos de
sostenibilidad. Por esta razón se considera que la comercialización de
productos libres de aceite de palma parece algo engañosa para los consumidores,
con este mensaje tienen una finalidad puramente comercial, lograr captar más
cuota de mercado. Los responsables del estudio creen que la introducción del
mensaje “sin aceite de palma” fue oportunista en un momento en el que los
productos de confitería tenían un mercado plano.
El estudio es llamativo y
seguramente suscitará todo tipo de reacciones, habrá quien crea que detrás se
encuentra la industria del aceite de palma, que los datos no son fiables… y es
lógico que se tengan dudas. Sería interesante que otras organizaciones
independientes realizaran un estudio similar para ver si se obtienen los mismos
resultados. A través de este enlace podréis acceder al estudio.
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