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martes, 16 de julio de 2019


La gran mentira del mensaje 
“Sin aceite de Palma”
en los productos alimenticios

Nota tomada de medio comunicación de España:
https://gastronomiaycia.republica.com

La organización pro consumidores ForFreeChoice ha elaborado un estudio con el que se pretende desenmascarar la gran mentira del mensaje “sin aceite de palma” en los productos alimenticios. Según esta organización, los productos sin aceite de palma pueden tener más grasas saturadas que sus homónimos y utilizar ingredientes que son menos sostenibles.

Según los resultados de una investigación realizada por ForFreeChoice, el mensaje “sin aceite de palma” en los productos alimenticios es una gran mentira de la que se están beneficiando algunas empresas alimentarias. La razón es que, en el estudio, se concluye que los productos sin aceite de palma tienen más grasas saturadas y son menos sostenibles que sus homólogos con este ingrediente.

Antes de nada, hay que explicar que ForFreeChoice es una plataforma que defiende los intereses de los consumidores, apoya la libertad de elección individual y los comportamientos responsables, utilizando el conocimiento y la información científica como herramientas para crear conciencia. Sus responsables se definen como activistas de la libertad individual y antagonistas de quienes desean imponer corporativismo, ideología y conformismo.

Según esta organización, este tipo de mensajes o reclamaciones se utilizan para persuadir a los consumidores de que la ausencia de un determinado ingrediente, en este caso el aceite de palma, mejora el producto de alguna manera. La finalidad es comunicar que el ingrediente excluido debe evitarse porque resulta perjudicial, mientras que los sustitutos que se han empleado son mejores. Sin embargo, el análisis realizado por ForFreeChoice con 96 productos comercializados en Italia como “libres de aceite de palma”, dice lo contrario.

Los productos se dividieron en 10 categorías alimentarias y posteriormente se analizó el contenido total de grasas y grasas saturadas por cada 100 gramos de producto, lo mismo se hizo con su homónimo con aceite de palma. En la mayoría de casos se constató que los productos con aceite de palma tenían un nivel más bajo de grasas saturadas que los que homónimos libres de esta grasa vegetal. Concretamente, se constató que el contenido medio de grasa saturada en los productos “libres de” se estableció en 10’8 gramos, mientras que la versión con aceite de palma contenía 9’13 gramos por cada 100 gramos de producto.

Lo cierto es que no hay mucha diferencia, salvo alguna excepción, como unas patatas chips con sabor a queso que contenían 2’9 gramos de grasas saturadas en su versión sin, frente a los 14 gramos que contenía la versión con aceite de palma. Insistimos, se trata de una excepción, ya que incluso los responsables del estudio comentan que en muchos casos esto no ocurre, de todos modos, sería interesante realizar un estudio más amplio y con más productos, ya que personalmente, hemos visto versiones sin aceite de palma de cremas de cacao y avellanas que tienen la mitad de grasas saturadas que la versión con aceite de palma, por lo que modo dudamos de los resultados mencionados.

ForFreeChoice comenta que el aceite de palma está presente en muchos productos alimenticios, y también no alimenticios, en los estantes de los supermercados, se trata de un ingrediente innloro, de alto rendimiento, económico y atractivo para la industria alimentaria por sus propiedades, como ya hemos comentado en otras ocasiones, es el aceite vegetal más consumido del mundo.  Lamentablemente, si se obtiene de una forma no sostenible, se convierte en un ingrediente asociado a la deforestación, a la pérdida de biodiversidad, etc. Esto ha provocado que algunos fabricantes y minoristas decidan eliminar este ingrediente de sus cadenas de suministro.

La asociación de consumidores argumenta que, en vez de comprometerse con el uso de aceite de palma sostenible, se ha boicoteado al ingrediente en favor de otras alternativas vegetales, tanto por las razones descritas, como por la posibilidad de que el aceite sea potencialmente tóxico por haberlo obtenido a temperaturas más altas que otros aceites vegetales. Merece la pena recordar que el panel de contaminantes de la cadena alimentaria (CONTAM) de la EFSA (Agencia de Seguridad Alimentaria de la Unión Europea) realizó una evaluación del riesgo de la ingesta de contaminantes químicos que se producen durante el procesado de los alimentos, concretamente el 3-monocloropropanediol, el 2-monocloropropanediol (2-MCPD) y los ésteres glicidil de ácidos grasos, sustancias que se forman durante el refinado de los aceites vegetales a una temperatura de 200º C.

CONTAM comentaba que estos contaminantes estaban presentes, sobre todo, en el aceite y las grasas de palma, aunque hay que decir que la mayoría de aceites y grasas vegetales contienen cantidades considerables de las sustancias mencionadas. Hay que decir que la ingesta de estas sustancias está por encima del máximo diario tolerable dictaminado por la EFSA, lo que supone un riesgo para la salud y especialmente para la de los menores.

Si el aceite se obtiene de manera sostenible y a temperaturas por debajo de los 200º C., no es un problema, pero los fabricantes prefieren eliminar el ingrediente de la formulación de sus productos, por lo que inevitablemente se utiliza otro ingrediente y se introduce la etiqueta “libre de aceite de palma”. La investigación de ForFreeChoice ha encontrado que el 63% de los productos que contienen aceite de palma, tenían niveles medios de grasas saturadas más reducidos que sus homónimos sin esta grasa vegetal.

ForFreeChoice también analizó la sostenibilidad de los ingredientes sustitutos del aceite de palma, determinado que algunos de ellos tienen un mayor impacto en el medioambiente y en la biodiversidad. Cita el rendimiento del aceite de colza establecido en 0’8 toneladas por hectárea, el aceite de semillas de girasol con un rendimiento de 0’7 toneladas por hectárea, y el aceite de soja con un rendimiento de 0’5 toneladas por hectárea, rendimientos muy inferiores al del aceite de palma, que alcanza las 3’8 toneladas por hectárea, lo que demostraría qué plantaciones necesitan más tierra para producir el equivalente al aceite de palma, y se traduce en un mayor impacto en el medioambiente y la diversidad.

Un análisis realizado en 2018 por la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) determinó que la producción de aceite de palma abarca el 6% de las tierras de cultivo destinadas a la producción de aceites vegetales, siendo capaz de satisfacer el 38’7% de la demanda mundial. En cambio, productos como la soja ocupaban el 40% de la tierra para la producción de aceites vegetales, pero sólo es capaz de abastecer el 22% de la demanda mundial de aceite vegetal. Por cierto, merece la pena recordar que la soja tiene un enorme impacto medioambiental, su producción se asocia a la deforestación, siendo una situación similar a la del aceite de palma.

La organización analizó dos evaluaciones comparativas del ciclo de vida de diferentes aceites vegetales a fin de determinar sus efectos en el medio ambiente en cada etapa de sus ciclos de vida. El análisis concluyó que cuando se trata del impacto ambiental general, el aceite de palma es mejor en comparación con las otras alternativas vegetales, obteniendo buenos resultados en cuanto a energía utilizada, emisiones de gases de efecto invernadero, explotación de la tierra, etc. Eso siempre y cuando el aceite proceda de una plantación sostenible y se haya obtenido mediante procesos que no superen los 200 grados centígrados de temperatura. Un problema añadido que no cita ForFreeChoice es que no se confía en la certificación aceite de palma sostenible, a esto hay que añadir que se encuentra aceite de palma enmascarado u oculto en el etiquetado de los productos alimenticios, sea mediante el uso de nombres alternativos (existen 591 diferentes), con estrategias de marketing incoherentes, etc.

La organización explica en su estudio que hay que tener claro que el hecho de sustituir el aceite de palma por otras alternativas vegetales no supone una reducción del contenido de grasa total y grasa saturada, tampoco se aprecian mejoras notables en términos de sostenibilidad. Por esta razón se considera que la comercialización de productos libres de aceite de palma parece algo engañosa para los consumidores, con este mensaje tienen una finalidad puramente comercial, lograr captar más cuota de mercado. Los responsables del estudio creen que la introducción del mensaje “sin aceite de palma” fue oportunista en un momento en el que los productos de confitería tenían un mercado plano.

El estudio es llamativo y seguramente suscitará todo tipo de reacciones, habrá quien crea que detrás se encuentra la industria del aceite de palma, que los datos no son fiables… y es lógico que se tengan dudas. Sería interesante que otras organizaciones independientes realizaran un estudio similar para ver si se obtienen los mismos resultados. A través de este enlace podréis acceder al estudio.

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