El Gran San, el centro comercial más importante de la moda mayorista en Colombia, lanza un grito de auxilio que los Gobiernos Nacional y Local parecen no escuchar.
Desde que inició la pandemia muchos empresarios han luchado, no sólo por mantener a flote sus negocios, sino por conservar a sus trabajadores, que son el sustento de miles de familias. Entre ilusiones y decepciones han hecho lo posible para no llegar a las últimas instancias: CERRAR SUS NEGOCIOS.
En Colombia el COVID-19 provocó el cierre definitivo de aproximadamente 80.000 negocios formales, según las cifras de FENALCO. Así mismo, La Cámara de Comercio de Bogotá, entre enero y agosto del 2020 liquidó más de 37.000 empresas y en Colombia el desempleo llegó a más del 20%, lo que se traduce en 4,5 millones de personas que no cuentan con empleo. Un número aterrador que causa tanta devastación como la pandemia.
Sólo en El Gran San, cuando empezó la cuarentena, 150 locales fueron desocupados. En sólo 8 madrugones que no pudieron realizar, en dos meses, dejaron de percibir más de 2 billones de pesos. Más de 850 empresas, vendían moda en el Gran San, con la pandemia, las pérdidas superaron cualquier expectativa… algunos lo han perdido todo y el Gobierno Local no parece interesado en ayudarles a buscar soluciones.
El gerente general del centro comercial, Yansen Estupiñán, quien conoce de primera mano las dificultades de cada uno de los emprendedores, empresarios y marcas afectadas, está presto a contar estas angustiosas historias. Lo devastador para los comerciantes que luchan por sobrevivir esta difícil situación ha sido el cambio de reglas de juego, la alta carga tributaria e incluso los exagerados cobros en los servicios públicos. No se sabe cuándo hay cierres, toques de queda, pico y cédula, entre tantas otras novedades, ya que todo se está manejando sobre la marcha, aspectos que hacen crecer la incertidumbre.
Es importante destacar que, en Bogotá, por ejemplo, el sector de confecciones genera cerca de 800.000 empleos de los cuales 550.000 provienen de pequeñas y medianas empresas. La reducción de costos se ha visto a todos los niveles, por ejemplo, las famiempresas están produciendo desde la sala de sus casas ¿Pero ¿qué está haciendo el gobierno para ayudarles? Las ayudas a nóminas ya cesaron y la economía sigue a media marcha.
Los empresarios y comerciantes del Gran San se unieron para buscar soluciones, como buenos emprendedores no se han quedado quietos, se adaptaron al comercio virtual creando aplicaciones y madrugones virtuales (A COMPRAR). Pasaron de ser 100% presenciales a aprender de ventas, a través del comercio electrónico, a trabajar con nuevos medios de pago como las tarjetas de crédito, consignaciones y tomando los riesgos que esto puede conllevar.
El Gran San, el centro comercial más importante de la moda mayorista en Colombia, lanza un grito de auxilio que los Gobiernos Nacional y Local parecen no escuchar.
Publicada por Revista Whats Up en Domingo, 16 de mayo de 2021
Para evidenciar todos estos cambios que los comerciantes han tenido que sortear desde el lado más humano, tenemos tres historias de vida de tenacidad y lucha que demuestran que, en los momentos difíciles, la fe y la perseverancia es lo único que quedan:
José Luis y Andrea
Una Ex estudiante de odontología y un matemático se arriesgaron a crear “KOTT RISK”, una empresa que desde hace 11 años produce Pronta-moda femenina, al por mayor. Iniciaron con menos de 50,000 pesos en sus bolsillos, pero, con esto compraron dos metros de tela, tijeras, cartulina y tiza; llenos de esperanza y superación se lanzaron al vacío con su emprendimiento.
Después de pedir prestado y pasar por dificultades, esta pareja de jóvenes rompió los estereotipos y la desconfianza con la que les recibieron sus primeros proveedores. Hoy llegan a más de 28 municipios de Colombia. Emplean a madres cabeza de familia y jóvenes que dan inicio a su vida laboral. Actualmente brindan 40 empleos fijos y 45 satélites de confección.
Son jóvenes comprometidos con las nobles causas y han usado su empresa para apoyar las segundas oportunidades. Están aliados con la fundación acción interna, la cual lidera Johanna Bahamón y pareciera increíble, están generando nuevos empleos. Pese al momento oscuro que pasa el sector de la confección, como muchos otros sectores de la economía colombiana, se mantienen firmes y sueñan con seguir creciendo y llevar su marca a otros países.
Elvia Marín
Una bogotana aguerrida, disciplinada y constante que inició como empleada en una tienda de ropa, soñó en grande y poco a poco logro conformar XIGMA, empresa productora y comercializadora de jeans, con distribución a nivel nacional y a nivel internacional, llegando a 8 países.
Detrás del éxito de cada empresario hay un equipo de trabajadores comprometidos y junto a ellos, sus familias. Elvia es consciente de eso y no da su brazo a torcer, manteniéndose firme en la conservación de todo su personal, pese a la pandemia, pues 120 familias dependen de ella y espera contar ellos hasta el fin de sus días. Su prioridad son las madres cabeza de familia.
El sello de XIGMA no es sólo su calidad de exportación, sino el amor detrás de cada proceso, la gratitud por lo que han logrado y el cariño que la une a todos sus empleados como una gran familia. Cuando Elvia mira en retrospectiva, entiende que la clave de sus logros ha sido ir de la mano de Dios y aprovechar sus talentos para crear, innovar y transformar mediante sus manos. Está considerada como la mujer más destacada en el mundo de la creación de jeans, por su propuesta novedosa en moda de esta prenda, considerada la más popular de la moda mundial.
Rodrigo Arcila
Disciplina y perseverancia son las lecciones más importantes que este noble y humilde antioqueño aprendió en su niñez a trabajar sin parar. Hoy con una sonrisa en el rostro, recuerda el difícil camino que ha recorrido. Inició ayudando a su familia agricultora, vendiendo empanadas, lavando platos, entre otros oficios. Uno de los momentos que lo marcó, fue cuando siendo aun niño, trabajaba cargando mercados en un carro de balineras y este le fue hurtado, por lo que, para permanecer en su trabajo, tuvo que seguir cargando en sus hombros, pesados bultos. Pese a las dificultades, nunca se dio por vencido. Desde los 17 años, cuando se dedicaba a las ventas ambulantes, tuvo una meta fija, iniciar su propio negocio. Para el año 2002, después de ahorrar por años, consideró tener el plante necesario para empezar su aventura. Abrió un local en San Victorino comercializando ropa al por mayor, tiempo después creó su propia marca y por ende su empresa, conocida como “ARCY MODA”. De esta manera, empezó a confeccionar sus propias prendas y decidió dedicar su vida a este oficio.
Hoy en día cuenta con un punto de fábrica en Medellín, cuatro puntos de venta en Bogotá y alrededor de 120 empleados entre confeccionadores, colaboradores y vendedores directos e indirectos. Rodrigo sigue siendo un trabajador incansable cuyo propósito es apoyar a personas llenas de sueños, como él.
El Gran San lucha por sobrevivir a la prueba más dura y devastadora para sus empresas, los cierres intermitentes y la incertidumbre que no les ha permitido sacar adelante muchas de las estrategias que han ideado para reactivar el comercio. Si muere el gran San, se derrumban años de tradición comercial bogotana y con ella los sueños y esperanzas de miles de personas.
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