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martes, 9 de mayo de 2017

El acompañamiento es la clave para combatir la deserción y el matoneo en los estudiantes

El rector del Instituto San Juan de Dios, Pedro Forero, asegura que la clave de la prevención del abandono en los procesos de formación educativa, es un trabajo conjunto entre la escuela y la familia.

Bogotá, En los últimos años Colombia ha realizado variados esfuerzos por mejorar los niveles de calidad del sistema educativo. Para el cuatrienio de 2010 a 2014, por ejemplo, el Plan Sectorial logró reducir los índices de deserción al 3,8 por ciento a nivel nacional, cuando en 2002 esa misma tasa era del 8 por ciento.

Para inicios de 2016, más de 300 mil niños y adolescentes abandonaron el colegio. Pedro Forero, rector del Instituto San Juan de Dios, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, en Bogotá, asegura que, pese a que en Bogotá las cifras de deserción son equiparables a países con sistemas educativos deficientes, el problema no está en las grandes ciudades sino en las urbes intermedias y en las zonas rurales.

Los niños llegan a noveno grado y por alguna circunstancia tienen que abandonar el sistema educativo. Tenemos índices de deserción superiores al 7% que hacen que el sistema educativo no retenga al estudiante y se pierda todo el esfuerzo que ha hecho el país. Los niños se retiran y van a laborar o a quedarse en casa”, explica Forero.

Sumado a la deserción está el matoneo o también llamado bullying, el cual según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta al 24% de los niños entre los 11 y 15 años de edad. En Colombia algunos estudios afirman que 1 de cada 5 niños ha sido víctima de agresiones que pueden ser físicas, verbales o virtuales (redes sociales) y que en algunos casos, han orillado a los jóvenes a quitarse la vida.

Frente a este panorama, el rector del Instituto San Juan de Dios señala que el estudiante necesita seguridad, saber que es reconocido como una persona única y capaz. “Uno de los grandes problemas de la educación en Colombia, especialmente en la media, es el que el estudiante empieza a sentir que él no puede, que no va a alcanzar lo que se ha propuesto, que no encaja en la educación a nivel global y eso lo hace abandonar el sistema. Por eso hemos logrado que nuestros índices de deserción sean inferiores al promedio, con un porcentaje del 25%”, indica Forero.

Para este experto, la cobertura cada vez más deja de ser un problema en Colombia pero se debe prestar más atención a que los estudiantes tengan competencias sociales que les permitan incorporarse y aportar realmente al país.

Si queremos una revolución educativa real, un cambio efectivo en la manera de educar a nuestros niños, debemos hacer que ellos aprendan haciendo, que aprendan produciendo. Estamos convencidos que el desarrollo de las competencias en educación se logran en un trabajo de campo. Hoy tenemos claro que producir conocimiento es fruto del hacer y eso será además lo que haga un país más encaminado hacia la paz, porque cuando tenemos un joven que es capaz de hacer, tenemos un joven que es capaz de discutir y cuando discutimos entendemos que al otro no se le elimina sino que se le escucha con respeto. Lamentablemente hoy estamos muy polarizados”, explica Forero.

El rector de la institución, apunta además al hecho de que la escuela no puede apoyar al niño por sí misma. Según el experto, “el éxito está en que papá y mamá estén de la mano con el colegio y generen la alternativa de acompañamiento al niño. Como hoy los padres están más tiempo en el trabajo, deben generar una compañía más eficaz y de calidad con el niño. Los hombres hemos tenido que aprender a cambiar también, a decir te amo, te quiero, que podemos conversar con nuestros hijos, y logremos desarrollar esas habilidades con éxito”.

Otro factor de cambio que se debe tener en cuenta para estos días es el de las nuevas tecnologías que le brindan nuevos tipos de información y nuevas formas de informarse a los más pequeños. Forero asegura que este es un hecho innegable que además no se puede eliminar, por lo que propone aprender a darle respuesta desde la familia.

No podemos desconocer que la tecnología llegó para quedarse y el niño que crezca aislado de eso no será un niño competente.  El tema no es quitar el acceso a la tecnología sino generar un proceso en el que el niño entienda que la tecnología es una herramienta que él puede utilizar de manera efectiva, siempre y cuando sepa cuáles son los límites y los momentos en los que puede acceder”, concluyó el experto que además puntualizó el hecho de que para eso es clave el acompañamiento de los padres.


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